El 22 de febrero de 2018 comenzó como cualquier otro día en mi casa. Kyle, o Ky como lo llaman sus amigos, llegó a casa de sus clases en la universidad comunitaria local. Charlamos sobre su día y, como no tenía escuela al día siguiente, se dirigía a la casa de un amigo en Santa Cruz para pasar el rato y estaría en casa al día siguiente. Agarró una bolsa de ropa, me dio un beso rápido, dijo "te amo mamá" y salió por la puerta. Más tarde esa noche, estaba caminando con algunos amigos cuando sonó mi teléfono. Esa llamada cambiaría mi vida para siempre. El amigo de Kyle me informó que lo encontraron inconsciente, sin respirar, y que lo estaban llevando de urgencia al hospital local. Las siguientes horas fueron borrosas, recuerdo entrar a la sala de emergencias y ver a mi hijo de 18 años siendo atendido por muchos médicos y enfermeras. Nos dijeron que Kyle había sufrido un paro cardíaco repentino. Había muchos familiares y amigos allí rezando y esperando que Kyle despertara y se recuperara, pero el 24 de febrero de 2018 nos dijeron que Kyle no sobreviviría. Entonces, solo dos días después de ver su sonrisa y escucharlo decir 'Te amo mamá', tuve que despedirme de mi hijo".

-Jennif y Sarmento,

La mamá de Kyle y

Director ejecutivo